Hay una manera de recuperar y conservar el bosque: con el campesino adentro | Land Portal

Por Ramiro Velásquez Gómez

 

El bosque se recupera si el campesino está ahí y para eso debe tener alternativas económicas.

Una de ellas, a manera de ensayo y con mujeres, desarrolla la Corporación Trópico Diverso en zona rural de El Bagre, un complemento al programa de rastrojeras que avanza hace pocos años.

Estudian la factibilidad de la vainilla, una planta epífita (que vive sobre otra planta, sin alimentarse a expensas de esta) que requiere tutor (se enreda en los árboles) y para eso se sembró una parcela experimental con dos especies.

María Elizabeth Castaño y Mariela Ríos, de esa organización que busca empoderar a campesinos de ese municipio del Bajo Cauca explicaron de qué se trata.

“Hay que empoderar a la gente, que se apropie (de los árboles y el bosque) y les dé valor”, comenta Castaño.

Tener un bosque en pie les asegura el futuro y un modo de vida con la vainilla (si funciona) y con la miel, porque la apicultura es una actividad que ha cobrado fuerza en esa región y beneficia a cerca de 160 familias solo en El Bagre.

Por un respaldo seguro

El cultivo de la vainilla se hace con mujeres, para que se apoderen del proyecto y capaciten luego a otras, dice Mariela.

Esta es una planta que no se autopoliniza. Se necesita perforar para la fecundación una membrana que separa los órganos sexuales, un trabajo delicado y que se debe hacer en el momento adecuado: la flor solo permanece abierta unos tres días.

Para entender el porqué de este cultivo con campesinos del lugar hay que remitirse a las rastrojeras. Esos terrenos deforestados, explotados en ganadería o cultivos y después abandonados.

Trópico Diverso comenzó en 2010 un proyecto con familias campesinas para que dejaran que el bosque se regenerara en ellas, complementando con la siembra de árboles de especies nativas, varias de ellas escasas hoy en el medio natural.

La intención: que el campesino se pueda pensionar con el producto de los árboles, cortados de manera escalonada para que siempre haya.

A finales de 2017 tenían 560 hectáreas con 260 familias en distintas veredas. Hoy, afirma María Elizabeth, deben quedar cerca de 400: la gente trabaja para el día y no siempre queda tiempo para darles mantenimiento, o las queman para otras actividades que les generen ingresos rápidos.

Un trabajo difícil

Las entidades que trabajan en el sector manejan sus estadísticas con base en árboles plantados. Es escaso que les den mantenimiento y ¿cuántos se pierden por eso?, se preguntan. “Debería contarse el árbol que no murió”, dice María Elizabeth y para ello se requieren varios años. Pero casi ninguna destina dinero para esa labor y como el campesino debe vivir, no todos pueden mantener la rastrojera.

Hace poco con WWF lograron un convenio para el mantenimiento de 20 hectáreas.

En lo que se ha conservado, las noticias son alentadoras: se nota la recuperación del bosque, con árboles que han crecido y se han afianzado. Entre estos se destacan dos especies que rinden bien: el abarco y el almendro.

Además hay ya especies del bosque natural que están muy amenazadas y despuntan en las rastrojeras, como el carreto, el almanegra, el aceite maría entre otros.

Que perduren todos

La intención es marcarlos para propagarlos y asegurar que no desaparezcan las especies, una actividad que se desarrollará con jóvenes.

Mariela recuerda que hay que fortalecer la relación entre el campesino y el bosque, hecho que no siempre se da en los programas que se desarrollan: “hay que empoderar a la gente, porque todos somos pasajeros allá”, enfatizan.

Y otro de los resultados que han visto es que las rastrojeras les dan a los campesinos otra posibilidad de diálogo, les dan identidad más allá de haber sufrido la violencia que fue severa en esa región.

Muchas familias se ayudan con la miel y los productos de las abejas. La vainilla puede brindarles ingresos para permitir que las rastrojeras se consoliden como bosque y les aseguren no solo a ellos sino a la zona, un mejor futuro.

 
Blog publicado en el Colombiano

 

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