¿Cómo se llevó a cabo la Reforma Agraria de 1969? | Land Portal

Por: Nicanor Domínguez Faura

Foto © Luisenrrique Becerra

 

Días antes del 50 aniversario del Decreto Ley 17716, del 24 de junio de 1969, publicamos en Noticias SER una nota sobre los antecedentes que llevaron a esa importantísima decisión del Gobierno Militar del General Juan Velasco Alvarado.  No es posible comprender ese evento histórico sin conocer y entender el debate nacional que lo precedió por más de una década, desde mediados de los años 50.

Don Jorge Basadre, nuestro “historiador de la República”, en las últimas páginas un libro de memorias y reflexiones titulado ‘La vida y la Historia’ (1975), escribió: “Hacia 1950 nada en el Perú hacía prever los cambios radicales que hemos vivido luego y, sin duda, seguiremos viviendo, fenómeno, por cierto, sin precedentes ni parangón en nuestra historia. […] lo que aconteció el 3 de octubre de 1968, [fue una] crisis hegemónica, fenómeno de carácter rupturista según la terminología de Gramsci.  Los mandos castrenses decidieron encabezar y, a la vez, orientar audazmente un movimiento [popular campesino] que venía fermentando desde muy abajo y que, de otro modo, hubieran tenido que combatir tarde o temprano [como ocurrió con las guerrillas de 1962-1966].  Optaron por romper radicalmente con la plutocracia nacional y foránea y, dejando a un lado a las clases medias, tratar de acercarse al pueblo en un esquema distribucionista, de arriba abajo, controlando la incitación al provecho económico de la empresa individual y también la economía de mercado.  Constatemos aquí, asimismo, que resultó muy fácil destrozar a la derecha económica y que ella ya no reaparecerá [predicción errónea de Basadre, NDF].  Ha comenzado el gobierno de los mestizos [otra afirmación debatible de Basadre, NDF], fenómeno antes intermitente o muy compartido” (cap. IX, secc. XI).

El interés de Basadre en entender el proceso de los años 1950-1970 lo hizo plantearse el estudiarlo a profundidad: “Sería muy extenso intentar aquí [en La vida y la Historia’ el examen de los orígenes, de la trayectoria y del futuro de la Revolución Peruana [del General Velasco].  El autor cree que es un ineludible deber suyo, como hombre que se ha dedicado (aunque no exclusivamente) al período histórico que siguió a la proclamación de la Independencia, estudiar en forma minuciosa la crisis de la República en el siglo XX y analizar cómo el futuro debe otorgar libertad y justicia a todos los peruanos.  Dicho trabajo está ya en preparación” (1975, cap. IX, secc. XI).  Su fallecimiento en 1980, por desgracia, nos privó de este fascinante estudio.

En una reciente entrevista periodística, el dirigente agrario Zózimo Torres Claros, hoy con 85 años de edad, ha recordado: “Previo a la reforma agraria hubo un proceso de lucha en los años sesenta, desde los sindicatos.  Yo fui dirigente sindical.  Organicé el sindicato entre los trabajadores de la hacienda Huando [valle de Huaral].  Eso fue un logro.  Luego vinieron a buscarme de otra hacienda para pedirme que los ayudase a organizarse.  La reforma agraria generó un impacto en la sociedad, nos dio más igualdad.  Fue un acto de justicia”.  Y doña Faustina Meza Huincho, de 78 años, antigua residente en la hacienda Yanaututo (Lircay, Huancavelica), dice: “Un día dijeron: Ya no va a haber hacienda; nosotros [el Gobierno de Velasco] estamos entregando [tierras] a cada comunero.  Ahora todos tienen su chacra.  No sé qué [otro] presidente ha hecho eso, ¿no?”.

El historiador y sociólogo Nelson Manrique ha escrito un “Sucinto balance de la Reforma Agraria” que magistralmente resume el proceso.  Aquí, para entender el proceso y sus alcances, recurrimos nuevamente a la traducción de algunas secciones del libro sobre Historia del Perú del historiador norteamericano Daniel Masterson.

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“Cuando Velasco anunció el programa de la Reforma Agraria, hizo eco a las [supuestas] palabras de Túpac Amaru II: «Campesino, el patrón ya no comerá más de tu pobreza».” (p. 173)

 

“No hubo un modelo común en la Reforma Agraria peruana como sí lo hubo, por ejemplo, en México con el «ejido» (propiedad comunal de la tierra).  La estructura de la Reforma Agraria peruana se inspiró sólo mínimamente en el ayllu y en la comunidad campesina andina.  Modelos colectivistas de Europa Oriental y un rol dominante en la toma de decisiones por los «técnicos» nombrados por el gobierno fueron la realidad fundamental de la Reforma Agraria.  Puede decirse que el gobierno militar no confiaba en que los campesinos peruanos lograran la transición entre haber sido arrendatarios y convertirse en propietarios productivos por sí solos.  La esperanza del programa de la Reforma Agraria era doble: acabaría con las injusticias en el campo mientras que incrementaría la producción agrícola, ya que más tierra sería cultivada que en el supuestamente ineficiente sistema de hacienda”. (pp. 173-174)

“Las altamente eficientes haciendas azucareras de la Costa, algunas de propietarios extranjeros, fueron expropiadas primero.  Esto señaló que el gobierno no estaba rehuyendo la difícil decisión de controlar agro-empresas comerciales eficientes y altamente lucrativas.  Lo que inmediatamente resultó problemático, sin embargo, fue la cuestión de a quiénes pasarían esas propiedades: a los arrendatarios permanentes o a los trabajadores temporales que vivían fuera de esas tierras.  Era más fácil y más eficiente otorgar la propiedad a los trabajadores permanentes, y así se hizo.  Los «yanaconas» (trabajadores temporales o estacionales) quedaron fuera de los beneficios de la reforma.  Quizás los planificadores militares estaban preocupados por conflictos si trataban de incluirlos en la reforma.  Muchas subdivisiones de las tierras era otra posible preocupación, pero los trabajadores estacionales, tanto en las haciendas de la Costa como en las de la Sierra, prolongaron su descontento hasta mucho después del final del Gobierno Militar en 1980”. (p. 174)

 

“La Reforma en la Sierra vio la eliminación del sistema de hacienda por primera vez desde el siglo XVI.  Con el hundimiento del sistema de haciendas las obligaciones laborales feudales [o mejor, «señoriales»] que estuvieron asociadas al sistema por cientos de años fueron abolidas.  La entrega de tierras a las masas indígenas del Perú fue extremadamente importante.  Pero la abolición de las obligaciones laborales, que eran en realidad [en opinión de Masterson] una forma apenas velada de esclavitud, fue de monumental importancia.  La Reforma Agraria les devolvió sus vidas a los campesinos.  Las obligaciones laborales, que con frecuencia llegaban hasta 200 o más días al año, llegaron ahora a su fin.  La mayoría de los estudiosos que describen el programa de Reforma Agraria del gobierno de Velasco como un fracaso soslayan este desarrollo clave”. (p. 174)

“Entre los factores que afectaron severamente el éxito de la Reforma Agraria estuvo la falta de inversiones.  El gobierno era la única fuente de inversión y su capacidad financiera decayó significativamente para mediados de la década de 1970.  Los «técnicos» eran a menudo ingenieros agrónomos que hablaban muy poco quechua, y no estaban familiarizados con las formas de vida de la Sierra.  Sin embargo, los «técnicos» recibieron la mayor autoridad en la toma de decisiones.  Esto produjo tensiones significativas con el tiempo en las cooperativas agrarias.  También surgieron problemas entre los residentes indios de las antiguas haciendas y aquellas comunidades indígenas vecinas cuando ambos grupos reclamaban tierras en disputa.  Al principio de la Reforma, los planificadores del gobierno proyectaban que la producción agrícola se incrementaría en un 4 por ciento en el período de 1971 a 1975.  Esto era extremadamente optimista, por decir lo menos.  Los hacendados serían compensados por sus tierras con bonos del gobierno de 20 a 30 años de duración, que podían ser amortizados más rápidamente si se invertían en empresas industriales.  Este plan también fue un fracaso.  Si la antigua élite agraria continuó invirtiendo en el Perú, lo más probable es que lo hiciera en terrenos para construcción urbana, y no en la industria.  El argumento se ha planteado muchas veces, que hasta ahora no ha habido vitalidad en la naciente burguesía industrial peruana.  Al final, la producción agrícola se estancó en durante el gobierno de Velasco, como con frecuencia ocurre durante una gran reforma agraria.  Con la población de Lima creciendo a gran velocidad, el Perú comenzó a importar cantidades substanciales de alimentos (incluso papas) y a subsidiar esas importaciones para mantener los precios bajos”. (pp. 174-175)

 

“¿Qué puede decirse sobre el alcance de la Reforma Agraria?  Que fue masiva en sus dimensiones y casi sin precedentes en su velocidad.  Las fuentes difieren en los detalles exactos, pero una cuidadosa y confiable evaluación de Fernando Eguren [publicada en el año 2006] indica que se expropiaron 15,826 propiedades entre junio de 1969 y junio de 1979 en todas las regiones del Perú.  La tierra redistribuida alcanzó aproximadamente a 23 millones de acres, entregada a 370,000 beneficiarios.  Estos totales serían equivalentes al tamaño del estado de Indiana en los Estados Unidos.  La Reforma Agraria peruana figura entre una de las más comprehensivas alguna vez intentadas en América Latina, incluso sobrepasando las de México y Cuba.  El ritmo de la Reforma fue muy rápido.  La mayor parte de ella se completó antes de que Velasco dejara el poder, y estuvo terminada al final del Gobierno Militar en 1980.  México, por su parte, no redistribuyó tierras en forma sustantiva hasta un cuarto de siglo después de que la Revolución comenzara en 1910”. (p. 175)

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Como se aprecia, un proceso complejo, en un país tan complejo como el nuestro.  Con muchas expectativas y esperanzas, y muchos problemas y fallas.  Como dijera Basadre en 1975 (cap. IX, secc. XI): “Grandes y fundamentales cambios han ocurrido y están ocurriendo en nuestro país, en 1968-1975, muchos loables, otros sujetos a minucioso y estricto examen que ojalá se pueda hacer libremente.  El Perú no volverá a ser el país de antes”.

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Traducido de: Daniel Masterson, ‘The History of Peru’ (Westport, Conn.: Greenwood Press, 2009).

Fernando Eguren, ed., “Reforma Agraria y desarrollo rural en el Perú”, en: Reforma Agraria y desarrollo rural en el Perú (Lima: CEPES, 2006).

Jorge Basadre [1903-1980], La vida y la Historia: Ensayos sobre personas, lugares y problemas (Lima: Banco Industrial del Perú, Fondo del Libro, 1975).

Wilber Huaca, “La Reforma Agraria fue un acto de justicia para los campesinos”, La República (Lima), sábado 29 de junio de 2019. <https://larepublica.pe/politica/2019/06/29/la-reforma-agraria-fue-un-acto-de-justicia-para-los-campesinos/>

Nelson Manrique, “Sucinto balance de la Reforma Agraria”, La República (Lima), martes 2 de julio de 2019. <https://larepublica.pe/politica/2019/07/02/sucinto-balance-de-la-reforma-agraria/>

 

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