Un tercio de los suelos del mundo -incluyendo las tierras de cultivo, los bosques, los pastizales y las tierras urbanas- ya están degradados y se estima que esta cifra podría aumentar hasta casi el 90% en 2050. En general, la erosión del suelo se entiende como la eliminación acelerada de la capa superior del suelo por el agua, el viento o el cultivo, lo que da lugar a la degradación de la tierra. Además, la degradación de la tierra también incluye el deterioro de las propiedades biofísicas y químicas del suelo, el agua y la biodiversidad. La degradación de la tierra se produce de forma natural, pero las investigaciones muestran que la degradación de la tierra es causada cada vez más directa o indirectamente por actividades humanas no sostenibles, en particular la deforestación, el pastoreo excesivo, la minería o la agricultura intensiva . Esto ha provocado la pérdida de biodiversidad y la desertificación, y ha dado lugar a un aumento significativo de las emisiones de gases de efecto invernadero.